sábado, 2 de octubre de 2010

Un cuento de letras desordenadas


Un día la A se encontró con la I en un hiato. Un hiato, como ustedes sabrán, es cuando dos vocales viven de vecinas en una palabra, como la palabra caer, país, o maestro.
En este caso, la A se encontró con la I en la palabra Hiato.
Primero había llegado la H, porque es muy puntual. Después llegó la I, de manera que ya decían:
Hi.
Entonces llegó A, y vio a la I, y le pareció maravillosa.
Hia
La miraba con mucha atención y curiosidad, hasta que la I se sintió avergonzada. Luego llegaron las otras letras: la T, y la O, y formaron la palabra:
Hiato
Pero la A seguía encantada con la I.
Cuando se fueron todas, A no se pudo sacar de la cabeza a I. Le parecía curiosa, inteligente, bonita. Y A decidió que quería ser una I.
Mamá A la reprendió fuertemente.
-¿Cómo se te ocurre que vas a ser una I? ¡Te escribieron A, y serás A por siempre! ¡No puedes ser una I!
Entonces la abuela A le contó una historia a hija A, donde una N quería ser una M, pero al final entendía que debía ser una N porque así había nacido.
Pero A sólo quería ser I. Así que desde ese día, no volvió a ser A, y cada vez que formaba una palabra, se hacía pasar por I, y descubrió cosas muy interesantes.
A veces, las palabras podían sonar más feas, por ejemplo, si antes escribían papá, ahora escribían pipí.
A veces las palabras cambiaban de forma curiosa. Por ejemplo, un día no escribió tanto, sino tinto, que es como le llaman al café sin leche en algunas partes de Colombia.
Y a veces las palabras simplemente parecían nuevas palabras por el cambio de A que ahora era I. Por ejemplo, una vez se iba a escribir pantalla, pero finalmente se leyó “pintilli”.
Todas las letras disfrutaban mucho estos cambios, porque eran graciosos, y además los hacía pensar. Pero un día el dueño del lápiz llamó a formación a todas las letras, de manera que formaran un abecedario, y se estremeció cuando encontró lo siguiente:
I B C D E F G H I J......
¿Dónde está la A? ¿Y por qué hay una I al comienzo del abecedario? Gritó y gritó, y después llamó a mamá A, y se quejó ante ella. Y mamá A cogió a A hija, y la castigó severamente. Pero I, que había visto todo, y como los demás había reído y pensado con el cambio de A, la defendió.
¿Por qué, al fin y al cabo, tenía que haber una a siempre al principio del alfabeto? ¿Porqué no podía ser otra letra? ¿Y por qué no podía A decidir qué letra quería ser, y cómo quería sonar? Entonces todas las letras, apoyando a A, decidieron seguir su ejemplo, e inventar qué letra querían ser. De manera que el abecedario ya no fue:
A B C D E F G H I J K ....
Sino
H F I O R T D L Y E B S A
El dueño del lápiz se enojó mucho al ver esto, y comenzó a gritar más fuerte que nunca.
Pero ya no había control, y las palabras eran totalmente nuevas, y ya no tenían sentido, por lo que se inventaron significados nuevos:
Hdregkof significaba cielo verde. Jjbmjlihnlkfc significaba fuego duro.
Y en un momento todas se convirtieron unas en A, y otras en I, y formaron una nueva palabra:
AIAIAIAIAI.
Que significaba libertad color árbol. Y al dueño del lápiz le pareció curioso que pudiera haber nuevas palabras, y nuevos significados, y se divirtió, y pensó. Y decidió que estaba bien que las letras fueran lo que quisieran, porque así le ayudaría a escribir cosas nuevas, con nuevos significados.
A siguió siendo I, pero con el desorden, nadie se dio cuenta que I decidió ser A, porque le pareció que lo que había hecho era muy valiente, y la admiraba mucho.
Menos mal las letras me colaboraron para escribir esta historia: aunque son palabras viejas, cuando escribo P, es una U, y cuando escribo W es una Ñ.
El diablo Fu

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